sábado, 30 de enero de 2010

Jesús Pino


Coloricanciones: un poema de Jesús Pino



      Juegos infantiles

      El mar.
      Pájaro azul.
      En su nido de rocas.
      En su árbol de arena.

      Caballo de la luna.
      Patio de las estrellas.
      Estómago de urraca.
      Jardín de las mareas.

      El mar:
      en una jaula.
      La jaula:
      en una cesta.
      La cesta:
      -rubio mimbre-
      sobre la bicicleta.

      Por el viejo camino
      que hicieron las culebras,
      niño a niño trasportan
      el mar a las plazuelas.

      Le clavan
      alfileres
      en sus alas
      abiertas.
      Con tabaco
      y con vino
      embotan
      su cabeza.

      Cuando cesan las luces,
      cuando los juegos cesan,
      lanzan al mar al aire
      y el mar vuelve a la tierra.

      El mar: pájaro azul.
      Ahora
      un charco apenas.

      Duermen los niños sin culpa
      de ser cofres de inocencia.
      Cálidos arroyos fluyen
      por sus infantiles piernas,
      agüita del mar, fontanas
      que abren las incontinencias.

viernes, 22 de enero de 2010

Arturo Tendero


Sí, un poema de este admirado amigo. Sería bueno que "atendierais" a su blog y a este otro: http://articulosdearturotendero.blogspot.com/,


Despierto y oigo un mirlo

que disputa al silencio su reinado.

Vuelvo a cerrar los ojos.

La mañana es un tren que se avecina

en la estación desierta.

Todos duermen,

nada, sino la voz del mirlo

deja pensar que el mundo está existiendo.

Como si, solos,

el mirlo y yo que escucho,

no muy despierto aún,

mantuviéramos viva

la conciencia del mundo.

Por eso, cuando el mirlo calla más

que de costumbre,

vacila la existencia, se adelgaza,

más leve que el rocío,

se desvanece

en humo su fragilidad extrema.

domingo, 10 de enero de 2010

Juan Cobos Wilkins


Poeta español nacido en Riotinto, Huelva, en 1957.

    Como piel de serpiente mudada
    la inocencia, y más triste,
    y estúpidamente predispuesto
    a esa facultad privativa
    de los seres
    -0 dibujos-
    animados,
    compadecerse, permitir
    el saqueo a la ternura: está
    maduro el corazón para creer
    que el dolor te aureola
    con los anillos de Saturno.

    Aunque ya ni siquiera
    puedes volar tras tu sombrero.

    De “Escritura o paraíso” 1998


    Imagen: El Bronzino