sábado, 28 de julio de 2012

Dos poemas de Kenneth Rexroth





Kenneth Rexroth

El cometa Halley


Cuando en tu madurez
El gran cometa venga nuevamente
Recuérdame: un niño despierto
Una noche de verano,
Junto a mi pequeña cama 
Mirando esa estrella de pelo largo 
Hace ya muchos años. 
Ve hacia la oscuridad y mira 
Su penacho sobre el agua 
Derramándose en la noche líquida,
Y piensa que la vida y la gloria
Se agitaron alguna vez en mi sangre,
Al igual que para los que se fueron
Antes que yo, pequeñas gotas 
De ese río de billones de años de largo 
Que fluye ahora por tus venas.





Tranquilamente


Tendido tranquilamente junto a ti,
Mi mejilla contra tu firme, quieto muslo,
La callada música de Boccherini
Bañándonos en la quietud,
Mientras el sol abandona los altos de la casa y se aleja 
Por el Pacífico, en calma -
Tan calmado se mueve el sol sobre nosotros, 
Tan calmado como siempre, 
Tan calmados, nuestros cuerpos, agotados
Por el tiempo y las penitencias del amor,  nuestros 
Cerebros ovillados, quietos en sus conchas, adormecidos,
Nuestros corazones lentos, tranquilos, confiados
En sus ritmos entrelazados, el pulso
En tu muslo acariciando mi mejilla. Tranquilo.




sábado, 7 de julio de 2012

Todo cuanto amé...

... es el título de una novela de  Siri Hustvedt. Me gustó mucho cuando la leí.








Este fragmento está tomado de El blog de Anita Noire


"Siempre que muere un artista, su obra comienza lentamente a reemplazar a su cuerpo, convirtiéndose así en su sustituto corpóreo en este mundo. Se trata de un proceso, supongo, inevitable. Al pasar de una generación a otra, ciertos objetos de utilidad, tales como sillas o platos, pueden parecer temporalmente infundidos del espíritu de sus antiguos dueños, pero esa condición sucumbe con bastante rapidez a sus funciones pragmáticas. El arte, por su inutilidad intrínseca, se resiste a verse incorporado a la cotidianidad, y cuando es mínimamente potente, parece alentar con la vida de la persona que lo creó".