sábado, 11 de junio de 2016

Porque estás leyendo...

el libro de Mauricio Wiesenthal  Rainer María Rilke. (El vidente y lo oculto), uno de los Sonetos a Orfeo


Soneto Nº 2 de la Segunda Parte
Así como a veces la hoja que se acerca presurosa
le arrebata al artista el rasgo más genuino,
así a menudo recogen los espejos la sonrisa
sagrada y única de las muchachas

cuando gozan la mañana, a solas,
o en el fulgor de las luces serviciales.
Y, más tarde, sólo un reflejo cae
en la respiración de los rostros verdaderos.

Cuánto han visto los ojos, antaño, en las cenizas
del lento apagarse de las chimeneas:
miradas de la vida, perdidas para siempre.


¡Ay! ¿Quién, de la tierra, conoce las pérdidas?
Sólo aquel que cante, pero con tonos de alabanza,
el corazón nacido para el Todo.