jueves, 13 de abril de 2017

De EL ESPACIO LITERARIO...

de Maurice Blanchot


Algunos fragmentos:

"Cuando Orfeo desciende hacia Eurídice, el arte es el poder por el cual la noche se abre. La noche, por la fuerza del arte, lo acoge, se vuelve la intimidad acogedora, la unión y el acuerdo de la primera noche. Pero Orfeo desciende hacia Eurídice: para él, Eurídice es el extremo que el arte puede alcanzar, bajo un nombre que la disimula y bajo un velo que la cubre, es el punto profundamente oscuro hacia el cual parecen tender el arte, el deseo, la muerte, la noche."


"Orfeo es culpable de impaciencia."

"Pero la verdadera paciencia no excluye la impaciencia, es su intimidad, es la impaciencia que se sufre y se soporta sin fin. Entonces, la impaciencia de Orfeo es un movimiento justo; en ella comienza lo que va a llegar a ser su propia pasión, su más alta paciencia, su residencia infinita en la muerte."

"La inspiración es mirar a Eurídice sin preocuparse por el canto, en la impaciencia y la imprudencia del deseo que olvida la ley."

"La inspiración, por la mirada de Orfeo,  está vinculada al deseo."

"Escribir comienza con la mirada de Orfeo, y esa mirada es el movimiento del deseo que quiebra el destino y la preocupación del canto; y en esa decisión inspirada y despreocupada alcanza el origen, consagra el canto."

sábado, 1 de abril de 2017

Porque el 28 de marzo, hace 76 años...


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Fragmentos de Las olas, tu libro preferido:







“Cuan extraño es sentir cómo el hilo que de nosotros surge se adelgaza y avanza cruzando los nebulosos espacios del mundo que entre nosotros media. Se ha ido. Aquí estoy, en pie, con su poema en la mano. Entre él y yo media el hilo. Pero ahora, qué agradable es, cuánta confianza infunde, saber que la ajena presencia ha desaparecido, que la escrutadora mirada se ha apagado, ha sido cubierta por una capucha…Con qué satisfacción cierro las ventanas y me niego a recibir otras presencias. Con qué satisfacción advierto que, de los oscuros rincones en que se refugiaron, vuelven esos desastrados huéspedes, esos parientes, a los que él con su superior poder obligó a ocultarse. Los burlones y observadores espíritus que, incluso en la crisis y la vacilación del momento, se mantuvieron vigilantes, vuelven ahora en rebaño al hogar. Con su ayuda soy Bernard, soy Byron, soy esto y lo otro. Como en anteriores tiempos oscurecen el aire y me enriquecen con sus bufonadas y sus comentarios, nublando la hermosa sencillez de mi momento de emoción. Sí, puesto que yo soy más yos de lo que Neville cree. No somos tan simples como nuestros amigos quisieran para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, el amor es simple. (…)”