Con sus breves textos ( que irás poniendo intercalados con arquitectos, música, poetas y rarezas) te regaló decenas de cajas transparentes de joyas-no muy grandes las cajas pero sí muy llenas- y cuyo valor material no era tan importante como el de la predilección de tu prima al ir eligiendo cada uno de aquellos objetos hermosos e inventarles su historia.
"El preferido. Quizá porque fue uno de los primeros. Esas perlas irregulares, de tonos agrisados, con algo de cera y algo dorado, tenían la influencia de un rastro animal. Cada vez que las llevaba sentía que la materia primordial y marina, heredada de civilización en civilización, llamada Diosa, o Benefactora o Misterio, me tocaba con su dedo. No era una cuestión de alegría o tristeza sino, más bien, el roce de la vida que se resiste a no ser.Los griegos lo llamaban Zoé."
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