Dice Octavio Paz en su libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe:
“¿Qué distingue a un gran
poeta? Según Eliot, tres cualidades: la excelencia, la abundancia y la
diversidad. Sor Juana es una poetisa abundante, aunque en su caso, como en el
de la mayoría de los poetas, sólo unos pocos de sus poemas resisten la prueba
final: la de la perfección. También es diversa, no sólo por la variedad de las
formas y metros sino de los temas y por la riqueza de acentos y tonos. En fin,
algunos de sus poemas, como se ha visto, pueden compararse con las obras más
perfectas de los artistas de nuestra lengua. Su obra -pienso en Primero sueño, en El Divino Narciso y en un puñado
de poemas eróticos- pertenece no sólo
a la literatura de nuestra lengua sino a la de nuestra civilización.”
Y ella dice:
ESTA TARDE MI BIEN
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
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