domingo, 29 de diciembre de 2013

Un título encantado...

...que nos encantó desde hace mucho: La luz de la noche, de Pietro Citati

Y un artículo que Carlos García Gual publico, sobre este libro y su autor, en mayo del 2011. En El País:

Ensayo. La luz de la noche no trata de los grandes mitos, como dice el subtítulo añadido, sino de algunos de los más espléndidos relatos de la tradición literaria universal, desde los antiguos griegos a Leopardi, a través de famosos textos cristianos, orientales, árabes, hebreos, y crónicas de Indias. Pero, como Citati recuenta esas historias inmortales de tan largos ecos, podría acaso decirse que esa literatura mágica espejea y recrea fulgores míticos. Escribe acerca de dioses y héroes griegos, como Hermes y Ulises, glosa el amor de Cupido y Psique en la novela de Apuleyo (uno de sus autores predilectos), y evoca el retumbante Apocalipsis de San Juan, las apasionadas Confesiones de Agustín, y los intrincados relatos de China, como la gran novela El sueño del pabellón rojo, y el mágico entramado de Las mil y una noches,y episodios históricos tan trágicos como la conquista de México y de "la muerte de los dioses" (narrada por el Inca Garcilaso), y otros famosos textos y fantasías inolvidables. Ya había yo leído este libro (Seix Barral, 1997), pero he vuelto a leerlo en esta nueva y excelente traducción de Díaz de Atauri con tanto placer como años atrás. Porque en sus páginas recobramos la intensa fascinación de esas lecturas mágicas y las releemos en una prosa entusiasta y vibrante. Citati no sólo es un formidable lector, sino un gran relator que conjura los encantos de estos viajes con entusiasmo y agilidad. Sin la menor pedantería y sin lastre erudito invita a viajar por la mejor literatura, y nos contagia ese placer viajero. Invita a compartir su admiración, su alegría experta y jovial.
Si La luz de la noche enfoca ante todo textos fantásticos, en El mal absoluto se dedica a evocar a los autores de grandes novelas -sus biografías y rasgos personales- para así introducirnos en los laberintos imaginarios de la literatura del XIX. Siempre con cálida y sutil simpatía hacia sus personajes y sus destinos. Dibuja los escenarios con vivo colorido y analiza la psicología de sus héroes, sin eludir la reflexión filosófica, como ya insinúa el título del libro. (Apropiado sólo a ciertos capítulos). Por ejemplo, Citati relata, en ágil y emotivo resumen, Crimen y castigo yLos demonios, y luego, en contraste, lances de la vida patética de Dostoievski, y resalta su intensidad dramática, del autor y sus personajes, y en esa convergencia trágica (Raskolnikov implica en algo a Dostoievski, y viceversa) nos invita a una más vivaz comprensión de vida y textos.
Como es sabido, ciertos críticos literarios del pasado siglo postularon un enfoque de la literatura centrado en el análisis formal de los textos -sus estructuras y temas- augurando la "muerte del autor". Nada más contrario a esos formalismos que esta vivaz actitud crítica de Citati, que combina la agilidad narrativa del ensayista que escribe en periódicos con la mirada de un experto biógrafo muy atento al contexto histórico. Justo es recordar sus espléndidas biografías de novelistas modernos: Goethe, Tolstói, Proust, Katherine Mansfield y Kafka. (Sólo la de Kafka está traducida al español). En todas ellas hallamos el mismo ensamblaje vivaz de vidas y ficciones, es decir, de lo vivido y lo inventado, del mundo real y el imaginario. En ese juego se muestra la más auténtica y airosa hermenéutica literaria, la que explica cómo la literatura de verdad, la de los relatos más clásicos, enriquece nuestra sensibilidad y nuestro imaginario. Los ensayos de Citati van en esa dirección, y reiteran ese estilo fresco, amable, pictórico, entusiasta.
De modo ejemplar lo hace Ulises y la Odisea. El pensamiento iridiscente. (En italiano, La mente colorata). Admirable comentario del gran poema novelesco que es, sin duda, el más irisado y moderno de los textos míticos, con su versátil protagonista, el héroe taimado de muchas tretas, y sus múltiples y atractivas figuras secundarias. Sus lances y personajes quedan ahí retratados con seductora vivacidad que en otros libros tienen Robinson Crusoe, o los héroes de Manzoni, Dickens, Stevenson o Henry James.
Todo lector es un intérprete, pero hay lectores que por su talento narrativo y su fina y fervorosa sensibilidad -como Vargas Llosa o Claudio Magris- resultan ser guías excepcionales en nuestros viajes literarios, en la relectura de los grandes relatos. Uno de esos maestros de la lectura, infatigable y jovial, es Pietro Citati.


domingo, 15 de diciembre de 2013

Algo...

... de Heidegger.(Seguramente con vigencia)

  “Cuando se haya conquistado técnicamente y explotado económicamente hasta el último rincón del planeta, cuando cualquier acontecimiento en cualquier lugar se haya vuelto accesible con la rapidez que se desee, cuando se pueda “asistir” simultáneamente a un atentado contra el rey de Francia y a un concierto sinfónico en Tokio, cuando el tiempo ya solo equivalga a velocidad, instantaneidad y simultaneidad y el tiempo en tanto historia haya desaparecido de cualquier existencia de todos los pueblos, cuando al boxeador se le tenga por el gran hombre de un pueblo, cuando las cifras de millones en asambleas populares se tengan por un triunfo...entonces, si, todavía entonces, como un fantasma que se proyecta más allá de todas esta quimeras, se extenderá la pregunta: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y luego qué?”   

domingo, 8 de diciembre de 2013

Pequeño homenaje



Por cierto, nunca vi que le sentara mejor a una dama
la cataplasma del champú en la cabeza: (Jo, cómo bailar parecido siquiera) Claro, mi preferido Cole Porter:

sábado, 30 de noviembre de 2013

UN CANADIENSE


Mark Strand

LOS RESTOS

Yo me vacío del nombre de los otros. Vacío mis bolsillos.
Vacío mis zapatos y los dejo al borde de la ruta.
En la noche retraso los relojes;
Abro el álbum familiar y observo al muchacho que fuí.
Digo mi propio nombre. Yo digo adiós.
Las palabras se siguen viento abajo.
Amo a mi esposa pero la aparto de mí.
Mis padres se levantan de sus tronos
hacia el lechoso cuarto de nubes. ¿Cómo puedo cantar?
El tiempo me dice lo que soy. He cambiado y soy el mismo.
Yo me vacío de mi vida y mi vida permanece.


domingo, 24 de noviembre de 2013

Portuguesa



SOPHIA DE MELLO BREYNER ANDRESEN 

 INICIAL

El mar azul y blanco y las relumbrantes 
Piedras El palpitante espacio 
Donde lo que esta lavado se vuelve a lavar 
Hacia el rito del espanto y del comienzo 
Donde soy a mí misma devuelta 
En sal espuma y concha regresada 
A la playa inicial de mi vida.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Una poeta y un libro

Alicia Es. Martínez Juan

Su libro y un poema robado de su facebook



    Poesía alucinada a las 6 de la mañana:
    Tengo los versos sucios
    de quien trabaja la tierra
    cavando tumbas
    para palabras muertas
    y sé que no te gustan
    que me ves
    y te tapas los oídos
    que me escuchas
    y cierras los ojos
    que me rozas por la calle
    en el autobús
    en la frutería
    así como quien no quiere la cosa
    y te tapas la nariz
    No te gusta mi olor
    -es un gesto-
    Pero lo que te pasa
    es que en el fondo no quieres
    que sienta tu aliento
    que descubra que tú también estás muerto
    pero no pierdas cuidado
    hace tiempo que lo sé
    y estoy ampliando la fosa,
    ensuciando mis poemas,
    para enterrarte
    junto a tus palabras
    y a tus perros
    y a tus cadenas

sábado, 2 de noviembre de 2013

Fotografías de la Royal Geographical Society





En 1865, David Livingstone fue designado por la Royal Geographical Society para buscar el nacimiento del Nilo, que aunque ya había sido descubierto por Speke en 1862, seguía siendo muy discutido. En marzo de 1866 regresó a África para continuar con su exploración. Esta nueva expedición la inició en la isla deZanzíbar (actualmente perteneciente a Tanzania), para adentrarse a continuación en el continente africano donde descubrió los lagos de Bangweulu y Moero y el río Lualaba, que fue erróneamente identificado por Livingstone como el Nilo, cuando realmente es la cabecera del río Congo. Posteriormente se encaminó hacia las riberas del lago Tanganica.

Stanley

A partir de entonces y durante varios años no se supo nada acerca de él, por lo que el periódico New York Herald organizó una expedición de socorro que fue confiada a Henry Stanley, quien, en 1871, consiguió encontrar a Livingstone en las orillas del citado lago, en la ciudad de Ujiji. En ese encuentro Stanley pronunció su famosa frase: "Doctor Livingstone, supongo....

sábado, 26 de octubre de 2013

domingo, 11 de agosto de 2013

James Joyce

Tomado del relato Los muertos, incluido en el libro Dublineses. Uno de los monólogos más estremecedores de la literatura... La película, extraordinaria también. ( Para leer el relato completo)

 
 

domingo, 7 de julio de 2013

Un fragmento de ANCHO MAR DE LOS SARGAZOS



Su autora es Jean Rhys, y merece la pena esta novela






"En esta habitación me despierto temprano, me quedo en la cama, temblando, porque hace mucho frío. Por fin Grace Poole, la mujer que cuida de mí, enciende el fuego con papel, ramitas y carbón. Se arrodilla para avivarlo con el fuelle. El papel se enconge, las ramitas crepitan y chisporrotean, el carbón arde y se vuelve incandescente. Finalmente saltan llamas, que son muy hermosas. Salgo de la cama y me acerco a mirarlas, y me pregunto por qué me han traído aquí. ¿Por qué razón? ¿Qué se supone que debo hacer? Cuando llegué pensé que estaría aquí sólo un par de días, una semana a lo sumo. Pensé que cuando lo viera y hablase con él me mostraría astuta como las serpientes e inofensiva como las palomas. Te ofrezco todo lo que tengo -pensaba decir- y prometo no volver a molestarte si me dejas marchar. Pero él no vino."


sábado, 22 de junio de 2013

Del último premio Rafael Morales:

...María Luisa Mora, amiga.



De su libro:  EL MUNDO RARO



Fragmento del poema GUSANOS

Algunas veces se despiertan los gusanos
del dolor.Entonces
van devorando lentamente los vestidos
de mi carne,
la iluminada senda de mi espíritu,
mi corazón fluvial,
esa perpetua fe de la esperanza,
como si fuesen diminutos monstruos
siempre hambrientos de sudor y llanto...

martes, 11 de junio de 2013

SONETO XXIII

Siempre me gustó este soneto de Garcilaso de la Vega:





SONETO XXIII


En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente,honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.


domingo, 12 de mayo de 2013

Apreciado Federico







ALEGATO

Estoy lleno de vida, conservo
la memoria feliz de cuando no fui hombre,
un regusto de savia entre los labios
y un dolor en la frente
como de nidos tiernos contra los vientos altos.

Sé que fui árbol, sé
que algo de árbol me queda todavía
en la tos de resina y en el pálpito
del fuego;
a mi sombra se acoge la paz del caminante
y a mi canción acuden los pájaros sonámbulos.

No sé vivir sin cuatro cosas simples:
sin luz, sin aire fresco,
sin lluvia en primavera y sin sol en verano.
Si me han de recluir sólo les pido
que el lugar tenga patio

sábado, 13 de abril de 2013

Un poeta

ANDRÉS GARCÍA CERDÁN


Stars

Tenemos fe en el veneno. Sabemos dar nuestra vida entera todos los días.


Todos los días das tu vida entera.
La das como quien da
por ganado su tiempo
y no regresa ya nunca a la muerte.

Quien vive como si la vida fuera
el encuentro salvaje, el veneno
fértil de una luz nunca vista
aprende a respirar en el lenguaje
de cobre de la flor de la mañana
y en el lenguaje azul
de las alturas sobre las cabezas
y en el lenguaje puro y enigmático
de la tarde que cae –nadie sabe
desde dónde– sobre la noche.

Todos los días das tu vida entera
como quien le hace al cielo
una ofrenda de estrellas extinguidas,
un sacrificio innecesario,
un altar increíble de palabras.

sábado, 16 de marzo de 2013

Dos entrevistas a Roberto Calasso ( no me canso)


"Los dioses pueden no ser percibidos, pero son pacientes; y esperan"
MERCEDES MONMANY

El grandísimo escritor y voraz lector que fue Leonardo Sciascia definió en su día a Roberto Calasso como “uno de los pocos escritores de raza que tenemos”. Intelectual y lector enciclopédico de difícil clasificación que ha ido conformando una de las mayores empresas literarias de nuestra época, la extraordinaria arquitectura especulativa, la tremenda disparidad de inspiración, su gusto por el estudio de lo maravilloso y de la inagotable riqueza de las mitologías fundadoras, así como el tratamiento nada convencional aplicado a sus apasionantes ensayos hacen aparecer a Roberto Calasso como una rara avis, como una mezcla sumamente original, nada rutinaria, de erudición y experimentación literaria. Un denso y constante cruce de caminos y senderos que, libro tras libro, nunca deja de sorprender. Su talento y fascinación por “la analogía universal”, por las correspondencias infinitas y la tremenda intuición y el perforante sentido poético empeñado en conectar hechos, imágenes, líneas estéticas, pensamiento, religiones y textos de lo más diverso junto a actores principales de la Historia, no tiene un paragón conocido en nuestros días.
Saltando de la crítica literaria y de arte al ensayo filosófico e histórico, la obra de Calasso, con libros que lo han hecho célebre internacionalmente como La ruina de Kasch, Las bodas de Cadmo y Harmonía, La literatura y los dioses, El rosa Tiepolo o La Folie Baudelaire, y con temas sumamente variables que van desde la mitología griega, la Revolución Francesa, la Viena finisecular y de comienzos del XX, Kafka, los Vedas y la espiritualidad india o los frescos de Tiepolo hasta Baudelaire y el París de fin del XIX —por citar solo algunos—, como se ha dicho alguna vez, no es la de un novelista ni la de un teórico sino la de un auténtico narrador. Un hipnotizante contador de historias a la antigua, con la tensión y falta de centro único de la modernidad. Del mismo modo, y muy posiblemente, su público y lectores potenciales saltan de un segmento a otro: desde los amantes de la literatura, de la historia de las religiones y la filosofía, a los eruditos del arte que huyen de los clichés habituales en este tipo de estudios.
¿A quién podría decirse que van dirigidos sus libros de origen múltiple y mestizo?
Todo lo que he escrito se dirige to whom it may concern, como dice —con una bella concisión— la lengua inglesa.
¿Existía un plan previo cuando comenzó a publicar, unos lazos subterráneos, vasos comunicantes, enlazamientos de temas o impulsos creativos —de esos que usted es tan aficionado a conectar en sus obras—, u obedeció un poco al azar de cada momento?
Cuando empecé a escribir La ruina de Kasch, existía un plan, pero estaba equivocado. Creía que se trataría de tres libros. Ahora, treinta años después, los libros publicados son siete y estoy trabajando en el octavo. En todo este tiempo, una cosa creo haber aprendido: a no hacer demasiados planes.
En el último título aparecido en nuestro país, La Folie Baudelaire, aparte de los cientos de personajes que se suelen dar cita habitualmente en sus libros, hay dos protagonistas por encima de todos, Baudelaire y París. ¿Cree usted que sigue habiendo hoy día metrópolis o centros mágicos capaces de resumir épocas extraordinarias, guiadas a su vez por inusuales personalidades, artistas y creadores de todos los géneros?
El último centro simbólico y magnético del que he escrito y que he reconocido como tal es el Palais Royal, en París, en los años que giran en torno a la Revolución Francesa. No me parece que se haya repetido tal condensación de formas y significados, si no es en un sueño: precisamente es el sueño del burdel-museo, que se halla en el centro de La Folie Baudelaire.
¿Dónde se puede percibir hoy, en la autosuficiencia, autorregulada y autorreferencial, de la sociedad actual, la necesidad de los dioses?
Prefiero utilizar la palabra mito en el sentido de los antiguos griegos, que la relacionaban con las historias de los dioses y los héroes. Otra utilización me parece un abuso, más o menos grave. En cuanto a los dioses, pueden también no ser percibidos. Pero son pacientes; y esperan. Tienen otras cosas que hacer.
Resistir a la agresión de las ideas: no existe mejor salvoconducto para quien quiera atravesar el umbral de toda la literatura del siglo XX”, dice usted en La Folie Baudelaire. Todo ello es formulado —según usted cuenta— en una velada donde Degas “ayudó a Mallarmé a formular esa frase capital”. ¿Puede explicarla algo más?
Como sucede a menudo con Mallarmé, es una frase que, en primer lugar, se contempla a sí misma. Creo que su sobreentendido insinúa la posibilidad de una literatura que huye de una visión de la realidad conceptualizada y categorizada más que percibida. Toda la poesía de Mallarmé va en esa dirección.
De todos los pintores de la Historia, de todos los que usted ha amado y conoce hasta el más mínimo, secreto e invisible detalle, como se percibe en cualquiera de sus libros, ¿por qué Tiepolo? ¿Qué le llevó a dedicarle un ensayo monográfico?
Todo empezó cuando vi, hace mucho, la secuencia de los grabados de los Capricci y de los Scherzi. Me pareció que se trataba de enigmas generalmente ignorados por la historia del arte. Y alrededor de aquellos enigmas acabó por construirse, cuarenta años después, ese libro.


Segunda entrevista: