sábado, 1 de febrero de 2014

Escribir lo imposible

 SENDAS DE OKU
Matsúo Basho
Traducción de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya

 Nos separaba la distancia de unas horas pero me pareció que entre nosotros había ya más de mil ri. Yo también, escuchando el viento otoñal, me acosté en el dormitorio destinado a los novicios. Al romper el alba se oyeron rezos, sonó la campana y me apresuré a entrar en el refectorio. ¡Ahora a Echizen!, me dije con brío y salí a toda prisa del templo, mientras unos jóvenes bonzos me perseguían con papel y pinceles hasta el pie de la escalera. En ese momento caían las hojas de los sauces en el jardín. Al ponerme las sandalias, y aparentando más prisa de la que tenía, tracé estas líneas:


Antes de irme
¿barro el jardín hojoso,
sauces pelados?

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