Víctor Serge |
A las orillas del río Ural,
el bosque se enargenta ligeramente, el río se adormece sobre las arenas,
el milano planea alto,--
menos alto sin embargo que el avión de caza
que ensortija alegremente el rizo de la muerte al borde de las franjas de oro de una nube blanca
y, por momentos, completamente al borde
de un abismo terrestre más profundo que el abismo estelar.