domingo, 6 de mayo de 2018

De libro de Luis Alberto de Cuenca

SE ACEPTAN CHEQUES, FLORES Y MENTIRAS

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La droga de la vida

Envenenándome, purificándome,
la droga de la vida circulaba
por mis venas, camino de la noche.
Fuera, un rojo crepúsculo teñía
de sangre el horizonte, y las estrellas
pugnaban por nacer, como puntitos
de sutura en la red del firmamento.
Dentro de mí, voraz y licenciosa,
la droga de la vida me mataba.