viernes, 30 de abril de 2010

jueves, 22 de abril de 2010

Una cercanía: Aurora Luque



      Sola en casa

      Ya sólo soy fragmentos, piezas sueltas de mí,
      pero no soy la mano que me une.
      En la pantalla el mundo
      me grita cuarteado,
      feliz, amargamente,
      cítricamente luminoso
      con su necia alegría de refresco.
      Sólo soy mis fisuras.
      También el mundo es sólo sus fisuras.


Del libro: Camaradas de Ícaro

viernes, 16 de abril de 2010

Un redescubrimiento: Victoriano Crémer


      Canción serena

      Un día puro, alegre, libre quiero.
      Fray Luis de León

      No me dejéis así:
      Sorbido por la tierra
      hondísima y vibrante como el clamor penúltimo;
      con este olor maduro de soles y horizontes
      abriéndome en el pecho un surco luminoso.

      No es que el cuerpo me suene a cristal derramado
      ni que diez corazones me alanceen las yemas,
      ni que cielos redondos agolpen sus rebaños
      a mis ojos mastines, ladradores de cimas.

      Es que un mar fugitivo rinde velas y senos
      y pétalos y espumas en la gozosa playa
      donde el rumor se atreve a mancillar la sombra.
      ¡Y se me ciegan labios y gritos y pupilas!

      Es que siento que el aire es de carne dulcísima
      y la luz sólo luz. Que el contorno me huye
      a bandadas blanquísimas de palomas y lirios
      y me abandonan manos y dientes y melenas.

      ¡No! ¡No me dejéis así! Moriría desnudo
      sin sentirme morir.

      Y mi pobre vestido, con su sangre caliente,
      se hundiría, esperando mi imposible retorno.

viernes, 9 de abril de 2010

Infiel primavera



    EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS

    Abril es el mes más cruel, hace brotar

    lilas del interior de la tierra muerta, mezcla

    la memoria y el deseo, estremece

    las raíces marchitas con lluvia de primavera.

    El invierno nos mantuvo calientes, cubriendo

    la tierra con nieve de olvido, alimentando

    un poco de vida con tubérculos secos.

    El verano nos sorprendió, pasando sobre el Starnbergersee

    con una cortina de lluvia; hicimos un alto bajo la galería de columnas,

    y continuamos a la luz del sol, adentrándonos en el Hofgarten,

    y bebimos café, y hablamos durante una hora.

    Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch.

    Y cuando éramos niños, pasando una temporada donde el archiduque,

    donde mi primo, él me sacó en un trineo,

    y yo estaba asustado. Él dijo, Marie,

    Marie, agárrate fuerte. Y para abajo fuimos.

    En las montañas, allí uno se siente libre.

    Leo, gran parte de la noche, y voy al sur en invierno.

    ¿Qué son las raíces que se prenden, qué ramas brotan

    de estos escombros minerales? Hijo de hombre,

    nada puedes decir, o adivinar, ya que sólo conoces

    un montón de imágenes rotas, donde el sol golpea,

    y el árbol muerto no ofrece refugio, ni el grillo consuelo,

    ni la piedra seca rumor de agua. Sólamente

    hay sombra bajo esta roca roja,

    (ven bajo la sombra de esta roca roja),

    y yo te enseñaré algo diferente, tanto de

    tu sombra en la mañana avanzando a tus espaldas

    como de tu sombra a la tarde creciendo para encontrarte;

    yo te enseñaré el miedo en un puñado de polvo.

    Frisch weht der Wind

    Der Heimat zu

    Mein Irisch Kind,

    Wo weilest du?

    "Tú me trajiste jacintos por primera vez hace un año;

    ellos me llamaban la chica de los jacintos."

    - Sin embargo cuando regresamos, tarde, del jardín de jacintos,

    tus brazos llenos, y tu pelo húmedo, yo no podía

    hablar, y los ojos me fallaban, no estaba

    ni vivo ni muerto, y no sabía nada,

    mirando en el corazón de la luz, el silencio.

    Oed' und leer dar Meer.

    Madame Sosostris, famosa clarividente,

    tenía un terrible resfriado, pero de todos modos

    es conocida como la mujer más sabia de Europa,

    con un mazo de cartas muy mordaz. Aquí, dijo ella,

    está tu carta, el Marinero Fenicio ahogado,

    (Perlas son estos que fueron sus ojos. ¡Mira!)

    aquí está Belladonna, la Señora de las Rocas,

    la Señora de las situaciones.

    Aquí está el hombre de los tres bastos, y aquí la Rueda,

    y aquí está el mercader con un sólo ojo, y esta carta,

    que está en blanco, es algo que carga a la espalda,

    que me está prohibido ver. No encuentro

    al Colgado. Teme la muerte por el agua.

    Veo multitudes de gente, dando vueltas en círculo.

    Gracias. Si ves a la querida Mrs. Equitone,

    dile que yo misma le llevo el horóscopo:

    uno debe ser así de cuidadoso hoy en día.

    Ciudad irreal,

    bajo la niebla ocre de un amanecer de invierno,

    una muchedumbre fluía sobre el Puente de Londres, tantos,

    no tenía ni idea de que la muerte hubiera destruido tantos,

    suspiros, cortos e infrecuentes, eran exhalados,

    y cada hombre llevaba los ojos clavados un poco por delante de sus pies.

    Fluían colina arriba y bajaban King William Street,

    adonde Saint Mary Woolnoth daba las horas

    con un sonido muerto en la última campanada de las nueve.

    Allí vi a alguien que conocía, y le paré, gritando: "¡Stetson!

    ¡Tú que estuviste embarcado conmigo en Mylae!

    Aquel cadáver que plantaste en tu jardín el año pasado,

    ¿ha empezado a retoñar? ¿Florecerá este año?

    ¿O ha perturbado su lecho la helada repentina?

    ¡Manten al Perro lejos de aquí, ya que es amigo de los hombres,

    o con sus uñas volverá a desenterrarlo!

    ¡Tú! hypocrite lecteur! - mon semblabe, - mon frère!"

    De La tierra baldía [1922]


    T. S. ELIOT

    Traducción de Jesús Ruiz